La espera ha sido larga, pero Black Desert finalmente ha llegado a Europa y América del Norte tras el extenso periplo desde Corea. Muchos son los que han esperado por su llegada, así que nos hemos arremangado y nos hemos sumergido en este increíble mundo de fantasía lleno de posibilidades y cosas por hacer.
Black Desert luce de manera espectacular, sus gráficos son impresionantes y el realismo del entorno, paisajes y ciudades es asombroso. El mundo está plagado de pequeños detalles que te hacen sentirte realmente en un lugar vivo, con granjeros trabajando sus granjas, asaltantes de caminos y un montón de todo tipo de NPCs. Además, la maravillosa creación de personajes nos permite diseñar un héroe único, un personaje distinto a todos los demás. Ofrece tantas opciones de personalización que uno puede pasarse horas trasteando con la apariencia antes de comenzar siquiera a jugar.
Dicho esto, también es necesario destacar la restricción (algunos piensan que ridícula) del sexo. Una vez determinada la clase, no se puede escoger el género. Si uno quiere jugar, por ejemplo, un Warrior (Guerrero), debe ser un hombre, humano; no hay alternativa. Sinceramente, a estas alturas no comprendemos cómo todavía es posible que algunos juegos (pensamos en TERA, en el que ocurre lo mismo) carezcan de la opción de determinar el sexo de la clase que uno quiere jugar. Este punto es uno de los más controvertidos respecto a Black Desert y puede significar que algún jugador decida no comprar por culpa de verse obligado a jugar un personaje que no vaya a disfrutar al no poder determinar el sexo.
Otro elemento que nos recuerda a TERA es el tipo de combate. Black Desert utiliza un sistema de acción que requiere cierta habilidad donde los jugadores deben apuntar, esquivar y realizar combos. Es sin duda uno de los puntos fuerte de Black Desert; uno de los mejores sistemas de combates que hemos experimentado, muy divertido rápido y cargado de adrenalina. Conocer a tu personaje importa, y mucho, sobre todo en PvP.
En cuanto al PvP, el high-end de Black Desert se centra en enfrentamientos entre clanes. Las hermandades pueden capturar nodos y conquistar regiones, declarar guerras a otros clanes, construir torres y luchar contra otros jugadores por el dominio y el control de zonas en las que gestionar recursos e impuestos para el resto del servidor.
El aspecto más negativo del PvP es el del todo innecesario sistema de Karma, mediante el cual se penaliza de manera excesiva a aquellos jugadores quieren matar a otros. Se puede llegar al extremo de incluso perder equipo y gemas cuando uno tiene el indicador en negativo. Básicamente no hay ningún aliciente para luchar fuera de las guerras de clanes (cuando dos clanes están en guerra no hay penalizaciones entre los miembros de uno y otro al atacarse). Esto es una limitación bastante dura, y aunque estamos a favor de las restricciones en cuanto al libre asesinato de jugadores inocentes, no existe nada que te invite a combatir por tu cuenta. Más adelante, algo que hemos visto en la versión coreana, se incorporarán mejoras, pero no es momento de hablar de ello.
No obstante no se puede decir lo mismo hablando de PvE. El sistema de combate queda eclipsado por la facilidad con la que se mata a los monstruos. En muchas ocasiones ni siquiera es necesario utilizar combos ni maniobras especiales. En este sentido, el juego no ofrece demasiado reto. Quizá habría que aumentar la dificultad de los enemigos para hacerlo más emocionante; pero viendo que el juego fue lanzado hace un par de años y la versión que nos llega es la misma, dudamos de que vaya a haber algún cambio drástico. Más allá, el PvE en Black Desert es un auténtico “gindeo”. Se basa en matar decenas, miles de monstruos para subir de nivel. Suponemos que esto es el principal motivo de la facilidad con la que mueren los enemigos, ya que de resultar difícil, subir de nivel podría ser una auténtica tortura. Es en esto donde se ve claramente el origen asiático del juego (también en la localización y en los errores en la traducción a inglés del coreano). Encima nos topamos, además, con el mismo tipo de misiones de los que ya estamos aburridos hasta la saciedad. Consigue diez plumas, mata cinco jabalíes, vete aquí, vete allá...
Sin embargo, existen muchas maneras de progresar dentro del juego. Black Desert ofrece un sistema de profesiones más que interesante e innovador. Los jugadores deben desbloquear nodos por todo el mundo y conectarlos entre sí para desarrollar una red de comercio y trabajo para gestionar y obtener recursos. El crafting es espectacular, permitiendo a los jugadores experimentar con recursos y objetos para crear nuevas piezas y elementos. El clásico “ensayo y error” dota al juego de un componente de investigación y exploración muy divertido que hará las delicias de muchos. Es posible crear barcos, carruajes y muchísimas otras cosas interesantes que hacen que el juego se acerque más a un sandbox que a un clásico MMORPG theme-park.
Black Desert cuenta con un sistema de energía, parecido a lo ya visto en ArcheAge, para combatir bots. Los jugadores necesitan invertir puntos de energía para llevar a cabo actividades en el mundo, como pueden ser talar madera o recolectar plantas. Aunque no es tan restrictivo como en ArcheAge, ya que es posible recuperar la energía en el propio juego usando una cama para dormir y, además, la capacidad de energía máxima se comparte entre personajes en una misma cuenta.
Carece de tutoriales, lo que lo convierte en juego difícil (bueno para uno, malo para otros); también de “end-game raids”, aunque en la versión Coreana se han añadido dos recientemente. Y el vasto mundo por explorar y la multitud de posibilidades para subir de nivel lo terminan de definir como un sandbox, pero con un sistema de clases. Pero, y este es un gran pero, cuando uno rasca la superficie se encuentra con lo que decíamos al principio: no es oro todo lo que reluce. Tiene opciones muy innovadoras, como la manera en la que uno se relaciona con los NPCs, a través de un mini-juego para subir el índice de amistad, pero al final todo resulta muy mecánico. Las tareas tienden a ser repetitivas; especialmente el “grindeo” necesario para subir de nivel.
Lo bueno es que el juego ya lleva un tiempo en Corea y Rusia y las actualizaciones pronto llegarán a Europa y América del Norte, mejorando el juego y haciéndolo más grande y vivo. En cualquier caso, es un juego que sin duda merece la pena probarse. ¿Estará a la altura de las expectativas? Los próximos meses lo dirán.
