Teniendo en cuenta que es un hablamos de un RPG, es importante destacar que la historia que se nos presenta debe ser como mínimo atractiva (algo que muchos otros RPGs parecen haber olvidado), y por fortuna HeroWarz cumple de sobra. Para empezar se nos presenta el trasfondo con una cinemática en la que podemos ver como un tsunami arrasa con la civilización casi por completo en el año 2016. Este tsunami se originó en el sueño de un hombre conocido como Ibrahim, y el juego establece este evento como el pasado. Tras un salto de quinientos años, el jugador se encuentra en en un mundo que quiere reconstruirse, pero que está bajo la terrible amenaza de un nuevo tsunami, esta vez soñado por una niña llamada Maya que se encuentra atrapada en su sueño y no es capaz de despertar.
Así comienza todo, con una cinemática excepcional y unos diálogos bastante bien traducidos. La historia continúa después con el jugador ya controlando su personaje, conociendo a algunos NPCs y partiendo en busca de unos fragmentos oscuros en posesión de gente malvada y peligrosa que ha sido dotada con poderes sobrenaturales.
Los personajes disponibles cubren un amplio abanico de habilidades y estilos. Y, siendo sinceros, tras haber probado algunos de ellos, debemos afirmar que son muy distintos y se juegan de manera completamente distinta. Siendo así, aunque la historia sea la misma, la experiencia de jugar con uno u otro personaje puede variar significativamente. En nuestra ventura escogimos a Audrey, una mujer fatal capaz de asombrosas piruetas y acrobacias, y de increíbles ataques a distancia con su rifle de asalto, su lanza misiles de daño en área y su disparo de francotiradora para un único objetivo.
A medida que se consigue experiencia en combate y se sube de nivel, poco a poco se desbloquean habilidades de manera lineal. Hay docenas de habilidades disponibles para escoger, lo que añade un toque extra de personalización a la hora de hacer que nuestro personaje sea distinto a los demás.
Una vez listos para la acción, nos dispusimos a completar las primeras misiones. Las misiones transcurren en zonas PvE cerradas con el sencillo objetivo de eliminar a todos los enemigos (que no son pocos) y llegar hasta el jefe final. Nada más acceder se nos presentó la opción de pulsar el botón “ready” para confirmar que estábamos preparados, y para nuestra sorpresa se nos unió otro jugador para completar juntos la fase. Después fuimos informados de que había más gente llevando a cabo esta misión, por lo que la dificultad se incrementada, lo que nos pareció estupendo. Sin necesidad de decirnos una palabra, nosotros y nuestro nuevo amigo nos pusimos manos a la obra y llegamos hasta el final, donde derrotamos al jefe de la zona, tras lo que se asigna una puntuación de rendimiento y se entregan algunas recompensas.
Posteriormente llegamos a unirnos a otros dos jugadores, lo que hacía los encuentros más emocionantes y divertidos, llegando incluso a resultar difíciles en ocasiones. Hay ciertos enemigos que atacan con mucha potencia, y tanto los jefes como los ‘jefecillos’ utilizan mecánicas distintas, como uno que invocaba (por decirlo de alguna manera) una mira de francotirador que aparecía sobre tu cuerpo y que, tras unos segundos, localizaba el objetivo y disparaba, obligando a moverse si uno quería evitar ser dañado; u otras mecánicas, como tener que esquivar una zona determinada o tener que meterse en un punto concreto para evitar el daño de las explosiones que de pronto surgían.
En general, el combate es muy dinámico y activo, y tiene un “toque” de juego beat-em-up que engancha.
Desafortunadamente durante la beta abierta el PvP no estaba disponible, pero lo que hemos podido averiguar en la versión asiática, es un escenario de tipo MOBA, con tres líneas por las que avanzan oleadas de criaturas y dos núcleos, uno en cada extremo. Aunque no pudimos probarlo, estamos seguros de que el estilo de juego y la perspectiva hacen de este modo de PvP algo francamente entretenido.
¿Y qué es lo que no nos gusta? Bueno, el juego no tiene demasiadas opciones. Si uno sale de la historia, y obviando el PvP, no hay mucho más que hacer (lo que tampoco es necesariamente malo si lo disponible divierte). El contenido de nivel alto se encuentra bloqueado bajo una restricción de equipo, es necesario alcanzar un cierto nivel como requisito para acceder a ciertas áreas. En este sentido, lo peor es que no hay un sistema de crafting, por lo que la única manera de conseguir el equipo es repitiendo escenarios.
Como conclusión, decir que nos encontramos ante un gran título, definitivamente entretenido tanto para jugar en solitario o en equipo. En cuanto el PvP sea añadido, estamos convencidos de que será un juego casi redondo. Sin duda volveremos a él y recomendamos probarlo.
