Primeras impresiones de Total War Battles: Kingdom
Creative Assembly puso en nuestras manos recientemente una nueva entrega de la serie Total War, Total War Battles: Kingdom, un juego multiplataforma de estrategia en tiempo real con elementos MMO que podemos encontrar en Steam y dispositivos móviles. El juego sigue los patrones clásicos de otros títulos del mismo género, una mezcla entre gestión de ciudad, formación y control de un ejército y batallas en tiempo real contra la IA u otros jugadores; es sencillo, con gráficos bastante decentes y con algunas características bastante innovadoras que no hemos visto en otros títulos RTS gratuitos.
No obstante, antes de continuar, es importante señalar algo: quitando el nombre, no estamos ante un título Total War. Aparte de los gráficos, no hay nada que nos recuerde que estamos jugando a un título de la tan popular serie Total War, por lo que si estás esperando batallas masivas es probable que te sientas decepcionado. Sea como sea, Total War Battles: Kingdom destaca por sí mismo, lo que no es malo. El juego es muy divertido, pero es necesario saber de antemano lo que nos vamos a encontrar si no queremos desilusionarnos al esperar un juego Total War a los que estamos acostumbrados.
La aventura comienza en una región destruida en la que nos topamos con un castillo alrededor del cual tenemos a nuestra disposición algunos edificios de producción, un campamento maderero, una cantera y una granja con algunos campos de cultivo. El mapa se divide en hexágonos (algo a lo que, anecdóticamente, estamos acostumbrados en los títulos de la saga Civilization), y cada edificio que construimos ocupa un hexágono.
El tutorial inicial es perfecto. En él se aprenden las mecánicas más básicas y las más interesantes, como la alteración del terreno. En Total War Battles: Kingdom es posible adaptar el entorno a nuestras necesidades, cambiar el curso de ríos, elevar un terreno o reducir su altura para desviar el agua a un lugar que nos interese más, como por ejemplo campos de cultivo necesitados de irrigación, o crear puentes para unir regiones separadas por elementos naturales y unir así nuestras carreteras.
Los edificios y todo en general se desbloquea a medida que se progresa y se sube de nivel. La progresión es linear y sencilla, pero el camino es largo. Tras tres horas apenas habíamos alcanzado el nivel ocho y todavía había muchísimos edificios y otros elementos que no teníamos a nuestra disposición.
Sobre edificios, su construcción no es tan simple como escoger un lugar y punto. Existe una sinergia entre diferentes construcciones que otorgan bonificaciones cuando determinados edificios se encuentran próximos, como por ejemplo iglesias cerca de zonas residenciales. Además, salvo algunos edificios de producción, todas las construcciones deben estar unidas por carretera con el castillo principal.
En mayor grado, el juego podría considerarse como orientado al PvE. Jugamos a lo largo de una especie de mini-campaña que nos lleva a expandir nuestro territorio enfrentándonos a bandidos y completando misiones y batallas contra casas rivales. El primer contacto con esto lo tuvimos cuando al construir una carretera nos dimos de bruces con una torre en la que se nos presentó a un noble que nos dejaría hacer uso de sus tierras si pagábamos un tributo (más recursos de los que nos podíamos permitir) o usar la habilidad “ renown” para desbloquear la zona. En la primera región tuvimos la opción de completar una misión, pero en la segunda era necesario alcanzar el rango 18 en el ranking de PvP, algo a lo que todavía no teníamos acceso pero que nos pareció una idea interesante para acceder a una zona habiendo probado otros aspectos del juego.
El combate es lo que, sobre todo, hace que el juego se distinga de otros títulos de la franquicia Total War. Los jugadores conforman su ejército construyendo edificios militares, como cuarteles y establos, dependiendo del tipo de unidad que uno quiera. Cada edificio permite entrenar un tipo de unidad que se añade al ejército, y es posible dejar algunos en reserva y hacer sustituciones. El ejército está formado por nueve unidades en una formación de 3x3 definida por tres líneas: retaguardia, el centro y la vanguardia. En función del enemigo al que nos enfrentemos tenemos la opción de intercambiar posiciones dentro de la formación; algunas unidades son más potentes contra otras, y otras son más débiles.
Todo se desarrolla con el enfrentamiento entre los dos ejércitos, cada uno a un lado del campo de batalla, pero al margen de colocar nuestras unidades dentro de la formación antes de la batalla (por ejemplo, situar a la caballería en primera línea o a los lanceros), hay muy poco control sobre el desarrollo de los acontecimientos. Es posible cambiar la posición, cargar, forzar un enemigo a que ataque o escoger un objetivo si nuestra unidad es de ataque a distancia. Otras habilidades pueden ser desbloqueadas en la iglesia, lo que nos provee con reliquias y artefactos que otorgan bonificaciones. Además, cada unidad recibe experiencia en la batalla, lo que hace que también se desbloqueen habilidades independientes y el ejército mejore.
Nuestra experiencia con el juego fue muy grata. El combate es, quizá, el elemento más débil, pero puede que nuestra opción se deba a que es necesario llegar a TWB:K sin expectativas de toparnos con un juego Total War clásico. Desagraciadamente no pudimos probar el aspecto PvP del juego debido a nuestro nivel, pero volveremos sobre ello más adelante. Sin embargo, nos atreveríamos a decir que no parece que necesariamente tenga un impacto en el territorio de los jugadores, algo en apariencia exclusivo del aspecto PvE del juego.
Primeras impresiones de Total War Battles: Kingdom
8
Valoración
Gameplay:
8/10
Graficos:
7/10
Rendimiento:
9/10
muy estratégico, innovador, buenos gráficos y diálogos
Combate quizá demasiado simple